Así que no podíamos faltar a esta cita, y un servidor en compañía de Celia, Dani y Manuel, pudimos asistir a la explanada del Guggenheim para presenciar el espectáculo. Hay que decir que Arcade Fire tocaba con teloneros, en concreto "The Walkmen", aunque la verdad es que no hicimos mucho ademán por llegar a ver algo, sino que llegamos más que con el tiempo justo para pillar un sitio bueno.
Lo que más llamó la atención en este primer tramo fueron los problemas de sonido. El bajo y los teclados sonaron realmente mal, y aunque más o menos lo fueron corrigiendo, no acabaron de estar en el estado óptimo que se le supone a una banda de estas características.
Por otro lado, los temas audiovisuales si que estuvieron realmente bien, con unos montajes realmente espectaculares, mezclando imágenes en directo con mixes ya post-producidos.
La impresión general fue de ir de menos a más, con un sonido por momentos bueno, pero con otros momentos catastróficos. Sirva de ejemplo el último tema en el que cerraron su actuación con un contraste de bajos "infumable".
En general,se puede decir que estuvo bien, pero no genial, y la verdad es que una hora y media de concierto, en el escenario que se había preparado para tal efecto, deja un retrogusto un tanto amargo en el espectador.
Sobre todo si le añadimos el inri de los 40€ de entrada y el tema de las consumiciones (9 euros por un katxi de cervzeza), que es como para empezar a pensarse en el ROI de acudir a un concierto...
Pero bueno, supongo que habrá que perdonar a una banda tan especial, por no tener el día y regalarnos unos discos tan maravillosos.
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