Este post ha aparecido en Innpulsos. Un blog de la unidad de Sistemas de Innovación de Tecnalia, donde colaboro habitualmente.
El título completo de la obra es; “La ética del hacker y el espíritu de la era de la información”, de Pekka Himanen.
Pekka Himanen es un investigador de primer orden, ya que obtuvo su Doctorado en Filosofía a los veinte añ0s, en la Universidad de Helsinki, convirtiéndose en el Doctor finlandés más joven de la historia.
Ha trabajado como investigador en Inglaterra y en las universidades americanas de Stanford y Berkeley además de haber colaborado con Manuel Castells en diversos estudios, como en “El Estado del bienestar y la sociedad de la información: El modelo finlandés”. Pekka también es conocido en el mundo de la cultura por sus relaciones con los artistas más vanguardistas y los medios de comunicación.
Cuando pensamos en hackers, quizás pensamos erróneamente en criminales cibernéticos que intentan poner en jaque a gobiernos, bancos o gestoras de derechos de autor, sólo por diversión o por mostrar las debilidades de la seguridad informática del departamento de turno.
Pero ésta es una concepción errónea que los medios de comunicación han ido inculcando en la sociedad, ya sea por desconocimiento en muchos casos o por manipulación mediática en otros tantos.Cuando nos referimos a un hacker, nos referimos a personas que hacen de su trabajo su pasión.
Para ellos el ordenador ha dejado de ser el medio con el que consiguen su supervivencia, para convertirse en un medio con el cual autorrealizarse y conseguir el reconocimiento de los demás semejantes. Éste es el espíritu que está detrás de sistemas operativos como Linux u otros programas de software libre.
Este espíritu altruista, de superación personal y de sentimiento de pertenencia a una comunidad, es el verdadero significado de la palabra hacker. Cracker quizás sea el término que más se adecue para lo que quizás todos tenemos en mente, pero que como he comentado anteriormente, es incorrecto pensar así.
Otro de los términos que se suelen utilizar también, es el de “pirata informático”, el cual no evoca precisamente connotaciones muy positivas, como explica acertadamente David Bravo en este interludio. De esto se ha encargado la industria discográfica durante los últimos años, para intentar conseguir que veamos a todo el mundo que no acepte la tiranía de las discográficas y los derechos de autor, como criminales que intentan atentar contra la paz de la sociedad. Para los que no conozcáis a David Bravo, debéis saber que David es un abogado especializado en temas de copyright, copyleft e Internet en general. Os recomiendo ver algunas de sus colaboraciones en “Noche Sin Tregua”, para ilustrar las contradicciones e hipocresías que se producen en el espacio digital.
Pero volviendo al tema del post, me gustaría centrarme en los valores que se promueven a través de esta cultura, heredada de los años 60, 70 y 80, principalmente, para ilustrar las diferencias de valores que argumenta Pekka Himanen. En concreto, él cita 7 valores de la ética protestante (la ética dominante en la revolución industrial), que han sido redefinidos por la ética hacker:
Ética Protestante | Ética Hacker |
Dinero | Pasión (Dentro del trabajo) |
Trabajo | Libertad (Dentro del trabajo) |
Optimización | Dinero (No como un valor en si mismo. Sino como valor social y de accesibilidad hacia los demás) |
Flexibilidad | Nética (La ética de la red) |
Estabilidad | Creatividad |
Determinación | Preocupación Responsable |
Contabilidad de Resultados | Actividad |
Como vemos en esta lista, las prioridades en una y otra cultura son muy diferentes, debido a que las condiciones sociales y económicas también lo eran y las necesidades que había en sociedades anteriores, no coinciden con las actuales. Estos valores son los que han estado desde el comienzo, en el origen y desarrollo de Internet, del Software libre y de la Web 2.0. Si reflexionamos un poco, nos daremos cuenta que esta cultura tiene muchos puntos en común con el espíritu altruista de la ciencia (Investigación, constancia, dedicación, referencias y reconocimientos, etc.) y que tantos desarrollos y calidad de vida ha dado a las sociedades modernas a lo largo del último siglo.
Por eso creo, que al igual que las revoluciones científicas promovieron un cambio de valores sociales positivo, las nuevas tecnologías conllevan otros valores igual o más positivos, que deben ser igualmente reconocidos y divulgados, para comprender el cambio de paradigma que la era de la información (a la era del conocimiento todavía le falta tiempo) está provocando en nuestras sociedades.
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