Este martes asistí al taller que se realizó en el Parque Científico-Tecnológico de Miramón, con motivo de la presentación del proyecto IKANOS y del marco de competencias digitales, recientemente aprobado por la Comisión Europea, llamado DIGCOMP.
Tenía bastante interés por escuchar a las personas responsables de dichos marcos, explicar sus dinámicas y el camino que han recorrido hasta llegar a ellos. Hoy en día, cada vez parece más evidente que el desarrollo de competencias digitales es un “Must” en una sociedad que cada vez se virtualiza más, está más conectada y depende en mayor medida de un ecosistema digital que no entiende de crisis ni de austeridad. Por ello, “fue sorprendente” escuchar a Yves Punie decir que hasta el momento pocas regiones han puesto en marcha este marco de competencias digitales (aunque por otro lado este tipo de cosas ya no sorprenden). Las competencias digitales, no son otra cosa que el conjunto de conocimientos, habilidades, actitudes, estrategias y concienciación respecto a un entorno dado.
El modelo DIGCOMP identifica y describe los componentes clave de la competencia digital en términos de conocimiento, habilidades y actitudes. Para ello se articula en cinco áreas; información, comunicación, creación de contenidos, seguridad y resolución de problemas. Como muy bien se explicó es un modelo que está en construcción y que debe ser revisado con el tiempo. Personalmente, creo que es un primer intento y a pesar de que tiene carencias, me gusta su aproximación. A pesar de que es un primer intento, creo que se centra en los principales aspectos de las necesidades educativas de un entorno digital y lo hace con módulos lo suficientemente adaptables.
Por ello, creo que merece reconocimiento la adaptación que se ha hecho en el País Vasco a través de IKANOS. A pesar de que comprende las mismas áreas que DIGCOMP, se ha hecho el esfuerzo de adaptarlo a las necesidades formativas del profesorado y sus métodos de enseñanza. Merece también especial atención el mapa de competencias que se está desplegando, para conocer los perfiles y necesidades formativas del profesorado. Para mí este es un tema clave, ya que no se puede enseñar a las nuevas generaciones este tipo de competencias, si los docentes no dominan estos temas o están lo suficientemente preparados para ello. Como bien dijo Mikel Aguirregabiria; “no se puede pedir un nivel B2 de inglés al terminar la educación secundaria, si no tenemos profesores capacitados para ello”.
Lo curioso de esta paradoja, es que a medida que la sociedad va tomando conciencia de la importancia de los idiomas en la educación, parece que se niega a reconocer que es también necesario iniciativas en materia de este tipo de competencias. La excusa para esta posición, es que “las nuevas generaciones incorporan esto de serie”, cuando no es así. Una anécdota relacionada con este contrasentido, la he vivido en primera persona con mi hermano pequeño. Él tiene ahora 16 años y hace poco que dispone de una tableta. Pues bien, mi sorpresa ha sido constatar como una tarde, estaba pasando la música que alberga en el PC que utiliza, a dicho dispositivo. Lo más curioso del caso es que en la conversación que tuvimos, me sorprendió bastante que no conociera spotify, ni grooveshark, ni rdio, etc., pero me asombró más constatar que todavía no conocía el “modo de trabajar en nube” que implican la mayoría de los dispositivos móviles.
Este tipo de anécdotas os aseguro que no son puntuales ya que el hecho de ser “nativos digitales” no les capacita por defecto (aunque culturalmente les favorece). Si bien en una cultura industrial, se entrenaban capacidades relacionadas con la memorización, la absorción de contenidos en textos largos, etc., ahora debemos poner énfasis en el nuevo tipo de competencias que demanda la sociedad de la innovación.
Y esta nueva sociedad, nos guste o no, va a tener un componente digital impregnado en todo su ser.
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