Poco o nada era consciente de lo que suponía su presencia en la factoría, un día antes de jurar su cargo en Ajuria Enea, y con el despido de 463 trabajadores en las mentes de todas las personas de Forjas y Aceros de Reinosa.
La noticia comienza a extenderse como la pólvora por las instalaciones de la fábrica y muchos de los obreros se dirigen hacia las oficinas generales con la intención de conocer más sobre la futura reconversión que se pretendía llevar a cabo. Al concentrarse la gente en los aledaños, el comité de empresa se ve obligado a actuar y mediar entre los trabajadores y la dirección. El comité de empresa intenta ser el interlocutor de la "masa" y la dirección, pero la idea que se impone es que el presidente dé explicaciones a todo el público asistente de lo que está ocurriendo.
Mientras tanto, en Reinosa, la gente empieza a conocer lo que está sucediendo dentro de la fábrica gracias a las dos emisoras de radio ("Reinosa" y "Tres Mares") que proveen con información puntual. Por otro lado, familiares, comerciantes y demás gentes del lugar se van reuniendo en las inmediaciones de la portería. Se acuerda cerrar los comercios durante la tarde y la noche, como medida de apoyo hacia los trabajadores. Los trabajadores de La Farga, al estar dentro de las instalaciones de Forjas y Aceros, también participarán de la concentración, al igual que los de la factoría contigua de CENEMESA, una vez finalizado el turno de mañana.
A medida que se desarrollan los acontecimientos, va cobrando fuerza la idea de hay que trasladar a Enrique Antolín a otro sitio más seguro, ya que la crispación va en aumento y una posible intervención de la Guardia Civil, cada vez es más probable. Además, al estar separado de la dirección, el director no puede entablar negociaciones. Por ello, se decide trasladarle al búnker (un edificio de hormigón, donde se efectúan pruebas de calidad), junto a los miembros de la directiva y el comité de empresa. Es importante señalar que el presidente aceptó estar allí hasta las dos de la tarde del día siguiente.
A lo largo de la tarde se van congregando varias compañías de la Guardia Civil, llegadas expresamente desde Santander y se van apostando en la portería de la fábrica, donde se ha colocado una barricada, colocando laminados, maquetas y tanques de fuel. Existen conversaciones entre las fuerzas de la autoridad, el comité de empresa e incluso el alcalde. La Guardia Civil opta por retirarse, pero se intuye en el ambiente que se "ven insuficientes como para realizar una intervención".
A las 11 de la noche se realiza una asamblea, con los siguientes puntos:
- Retirada total del expediente
- Conversaciones con el presidente del Instituto Nacional de Industria y con el ministro
- Nombramiento de un nuevo presidente para la empresa
- Ausencia de sanciones laborales y penales para los trabajadores
Cuesta creer lo lejos que se acabaría de estas reivindicaciones....
Nota: Este post está basado en fragmentos del libro "Reinosa contra el miedo"
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