El experimento consistía en que uno de los genios del violín, joshua bell, se introduciera en el metro de Washington, vestido como un chico normal (vaqueros, camiseta y gorra) y tocara una serie de piezas para "comprobar" si los pasajeros reconocen ó no la grandeza de la música.
Conviene aclarar que unos días antes había llenado el Boston Symphony Hall y que la entrada de dicho concierto estaba en unos 100€.
El experto Leonard Slatkin, director de la Orquesta Sinfónica Nacional de EE UU, había previsto que el músico recaudaría unos 150 dólares y que, de mil personas, unas 35 se detendrían para observar el ezpectáculo. Aseguraba que hasta un centenar, según Slatkin, echaría dinero en la funda del violín, pero la verdad es que por increible que pueda parecer, fué demasiado optimista . . .
El artículo completo esta en el país, pero esta es una breve descripción de lo que ocurrió:
El músico arrancó con la chacona de la Partita número 2 en Re menor de Johann Sebastian Bach. A los tres minutos, un hombre desvió su mirada para fijarse en el músico. Fue su primer contacto con el público del metro.
A los 43 minutos habían pasado ante él 1.070 personas. Sólo 27 le dieron dinero, la mayoría sin pararse. En total, ganó 32 dólares. No hubo corrillos y nadie le reconoció.
Cuando acababa una pieza, nadie aplaudía.
Sólo una persona se detuvo seis minutos a escucharle. El treintañero John David Mortensen, funcionario del Departamento de Energía de EEUU, quien declara al periódico que la única música clásica que conoce son los clásicos del rock. "Fuera lo que fuera" lo que estaba tocando el virtuoso, declara Mortensen, "me hacía sentir en paz".
El violinista va a tocar en España en este mes, del 24 al 27 en Zaragoza, Madrid y Barcelona, así que si alguno quiere comprobar, in situ, si le echaría algunos centavos en el metro, puede acercarse a verle actuar.
(Si puede pagar el precio de la entrada, claro)
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