viernes, enero 20, 2012

    El Síndrome de Peter Pan

    Este post ha aparecido previamente en Innpulsos, un blog que realizo en colaboración con compañeros de la unidad de Sistemas de Innovación de Tecnalia.


    La generación de jóvenes a la que orgullosamente pertenezco y me siento identificado, ha vivido muchos cambios y seguramente a lo largo de los años venideros será testiga de muchos otros. Actualmente, también estamos viendo que podemos generar cambios (o por lo menos alzar las voces, lo suficientemente alto, como para que nos escuchen), gracias a movimientos como los del #15m o la #spanishrevolution.
    Todos estos acontecimientos no hacen más que denunciar las situaciones de injusticia, incertidumbre, preocupación y esperanza cero (una mezcla extraña de frustración y desesperación) que últimamente parece que invaden los telediarios y la vida real de miles y miles de jóvenes de este país. Yo puedo decir que soy un privilegiado (aunque totalmente merecido por mi esfuerzo y dedicación) por que a pesar de pertenecer a esta generación, también pertenezco a ese reducido porcentaje de jóvenes entre 25 y 35 años que tienen un trabajo acorde con su nivel de estudios y no está a merced de la precariedad e incertidumbre laboral que promueven ETT´s, multinacionales, patronal, gobiernos y demás actores maquiavélicos de este circo de cinco pistas en el que parece haberse convertido el sistema económico últimamente.

    Pero también hay que ser reflexivos y hacer crítica interior de lo que representa la famosa generación del "baby-boom" de principios de los años ´80. Una generación que se ha podido beneficiar de todas las mejoras por las que tanto lucharon nuestros abuel@s, padres y madres. Una generación que nunca ha conocido lo que es la necesidad (afortunadamente, creo que en la mayoría de los casos) y que ha vivido en el esplendor del consumismo, el capitalismo  y el desarrollo económico.  Y cómo bien decía hace tiempo Pau García Milá, en esta entrevista;  "Vives en una época en la que no has sufrido. Tampoco has estado en ninguna guerra, lo has visto todo por la tele y todos los asesinatos que has visto son a través de YouTube. Esto es una generación comoda, bien acostumbrada"


     No vamos a ser hipócritas y decir que el escenario que se nos plantea no es tan malo como lo pintan, (porque entre otras cosas no es que sea malo, es que es atroz) pero si conviene hacer un poco de retrospectiva y empezar a indagar sobre algunas incógnitas, sombras y luces sobre lo que se empieza a conocer (tristemente por cierto) como "la generación perdida", que no es otra cosa que ese estrato social de jóvenes que pertenecemos al panorama que os planteaba anteriormente. Hace poco también, en Documentos TV, emitían un documental en el cual recogían algunas experiencias vitales de jóvenes que pertenecen a esta generación y la sensación que dejaban era bastante desalentadora. Sobre todo, por la falta de esperanza que parece que planea sobre todo el ecosistema laboral y académico.
    Pero el objetivo del post, no es fustigarnos por la situación, sino hacer autocrítica reflexiva de las situaciones que nos han llevado hasta aquí, y una de ellas es precisamente la falta de iniciativa que se ha inculcado a lo largo de los años, tanto por el sistema educativo, como por la "cultura del funcionariado". Si de un mal adolece nuestra generación, es precisamente, lo que yo llamo el "Síndrome de Peter Pan". La buena situación económica y la mejora en las condiciones de vida durante los años previos a la crisis, han provocado una especie de somnolencia o estado adormilado de conciencia política y activista que ha degenerado en estar anestesiados contra prácticamente todo y querer siendo siempre jovenes, nunca pasar de 25 y tener planes para el fin de semana o vacaciones como únicas actividades planificadas de la agenda.
    Buena parte de culpa de esto, la han tenido nuestros queridos medios de comunicación y esa gran "caja tonta", que sigue haciendo del fútbol y la telebasura los productos televisivos más rentables (y que a su vez aleccionan al espectador en una moral laxa, pasiva y oportunista), pero todo ello ligado a la falta de una cultura emprendedora y una incapacidad para asumir riesgos y desafíos ha creado una masa ingente de jovenes que no tienen las habilidades ni muchas veces (estoy generalizando, no me toméis la palabra literalmente) la actitud y aptitudes necesarias como para plantearse retos de gran calado. Aquí como comentaba antes, han tenido mucho que ver nuestros padres, madres y profesores ("hazte funcionario, que no hay mejor trabajo que ese" ó "ni se te ocurra hacerte autónomo, que para eso tienes que pagar" ó el clásico "como España no se vive en ningún lado"), inculcándonos un sistema educativo industrial que está totalmente desfasado (aunque con la mejor de las intenciones eso sí), respecto al mercado laboral que emerge hoy en día y en el cual la única opción es "hackear el sistema educativo", como decía Borja Prieto hace algún tiempo y es que; "nos han engañado en todo".
    Con ello, tampoco quiero decir que emprender sea la solución para todos los males (aquí últimamente hay hipocresía para dar y tomar), porque un emprendedor asume muchos riesgos y la tasa de supervivencia no es precisamente una motivación (además de que para que unos ganen, otros deben perder), pero sí que la cultura del emprendizaje es muy necesaria en nuestros días, para cambiar el sistema económico y laboral actual. Un emprendedor/intraemprendedor asume muchos riesgos y obtiene una recompensa muy grande por ello. La historia de la evolución humana es una historia de superación de dificultades y esfuerzo y el olvidar eso, es precisamente deshumanizarse. Si queremos solucionar la crisis, precisamente debemos abogar por esta meritocracia, capacidad de esfuerzo y altruismo que siempre ha estado en el ADN de la ciencia y que Internet ha reforzado y popularizado.
    En Twitter leí hace tiempo un tuit de Rafa Merino, que decía "Mientras que en EEUU los niños venden limonadas, aquí les damos la paga". Una frase para reflexionar, aunque la sociedad americana, muchas veces no sea un ejemplo a  imitar, esa cultura de las start up´s y la innovación de caracter privado, quizás sería algo a importar para desterrar de una vez por todas el síndrome de Peter Pan.

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    Libros

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    "Comprar libros estaría genial, si además pudieras comprar el tiempo que necesitas para leerlos... Pero como regla general, la compra de libros se confunde a menudo con la simple adquisición de sus contenidos" Arthur Schopenhauer. ---Es una gran verdad, encerrada en muy pocas palabras y que nos dice más de lo que podemos observar. Para mí, la cultura es lo único que nos hace más humanos y previene a los que somos más humanos, de dejarnos engullir por los inhumanos que creen que el dinero lo puede comprar todo en la vida.---