Campoo de luto

Muchas veces nos preguntamos porque pasan estas cosas en el S.XXI en una sociedad tan avanzada (se supone) como en la nuestra, pero la verdad es que muchas veces es solamente una apariencia que nos esforzamos por creer.
En la madrugada del jueves al viernes tuvo lugar uno de esos hechos, en los que ninguna familia quiere verse involucrada. Raúl Gutiérrez González, de 40 años de edad, vecino de Mataporquera y trabajador de Gerdau-Sidenor, perdía la vida en un trágico y fatal accidente laboral, en el cual se mezclaba las imprudencias, la incorrecta prevención del riesgo y la mala suerte.

Por lo que he podido saber (esto no es una información contrastada y puede verse rebatido), se vio atrapado en un cuarto con dos puertas, en el cuál una de ellas se vio literalmente soldada por la colada fundida que se había derramado, mientras que la otra estaba bloqueada. En dicho cuarto había materiales anti-humedad y debido a esto y las grandes temperaturas que se concentraron allí, lo convirtieron en una trampa mortal.

No voy a ser yo quien dictamine si la mala suerte, las imprudencias o la ausencia de prevenciones han sido las causantes del trágico suceso, ya que todas las informaciones que he podido conocer son incompletas y subjetivas, pero de lo que no cabe duda, es de que las precauciones en el Taller de Aceros de la factoría de Reinosa, todavía dejan mucho que desear.

Esto acompañado por la curiosa política de "Cero Accidentes Laborales", que parece acompañar a la factoría (y que curiosamente consiste también en poner todas las trabas legales del mundo para no dar bajas a los accidentados, por parte de la mutua de turno) y hacer la vista gorda en materia de PRL de manera continua, hace que estas sucesos, nos dejen en el pensamiento el rintintín de "lo raro es que no pasen más cosas".

Malas noticias para una factoría que parece que había empezado a capear el temporal de la crisis, y malas noticias para una comarca que depende sí o sí de la factoría de metal, para que no se deprima económicamente de manera irremediable.

Por último, me gustaría expresar mi más sincero pésame a la familia de Raúl y a todos los compañeros de Aceros y del resto de "La Naval". Los cuales, son todos ellos héroes anónimos, que se levantan todos los días a trabajar con el único ánimo de llevar una vida en paz en nuestro amado "puebluco".
Reinosa ha tenido y tiene muchos héroes anónimos, pero a veces nos olvidamos de rendirlos su adecuado tributo. Entre ellos tod@s nuestr@s amig@s y familiares que acuden a la fábrica todos los días.